¿Y por qué tu voz
no da la espesura de la selva,
de esos bosques que cubren tu cuerpo?
¿Por qué se te oye como agua helada
y no me arropas?
¿Qué contienes ahí?
¿Por qué esa brevedad, esa reserva?
La mía se entrecorta,
late por los dos
y antes de gritar su reclamo
dice ciao con un miedo indecible
a hallarme en la soledad
más enloquecida y rota.
Y te diré sinceramente:
me fascina tu imagen
con la voz extraviada en la inmensidad,
caminando por la acera
donde ya no estoy.
Ricardo Landa: viejo poema reciclado. 22 de diciembre de 2009. Fotos: Manuel Álvarez Bravo: Umbral; Pasos, internet