Amo de ti las fronteras
Amo de ti las fronteras,
Los linderos con señales de riesgo.
Tus clausuras al deleite ajeno
De quien cruza el umbral para manchar la duela.
Amar tus orillas es amar
Un lago imperturbable
Que percibe en silencio
El sitio y el asedio de mis juegos de lujuria.
Orillas que se transforman
Al pintarles su perímetro
Con la tiza sangrante de mis labios.
Que florecen con un grafiti entre cada poro.
Que se abren, desprendiendo
Vapor de sus cálices dilatados,
O el jugo de tus ansias cuando me detengo,
Y pauso largo mi retorno al tiento.
Amo el conocer las cicatrices de los ultrajes,
Las huellas que te dejaron incursiones antiguas,
Las horadaciones y grietas
De cuando te diste dentro y fuera de tus límites.
Las amo pues a través de ellas
Creo entender quién eres,
Saber o imaginar lo que ocultas
Y aprender a respetar lo que guareces.
Pero amo también el denuedo con que las palpo,
Las lavo, las descascaro, las podo,
Las erosiono con mi soplo,
Y con la nariz las bordeo.
No amo el que quedase piel entre mis uñas
Cuando temo que me sueltes al vuelo.
Ni amo la herida que derrama mi cabeza
Cuando necia golpea el zaguán de tu reposo.
Porque cuando no me quieras tener, quisiera
Que me invadieras, que me inundaras con tu marea
Que me arrastraras vuelto espuma,
Hecho ramajes, un tronco sin raíz a la deriva
En tus efluvios, en tus marismas.
Nada de forzar tus confines.
Si no te das tú como quieres,
Hazme afluente de amores disueltos,
No una lamprea que cuando besa, aprehende,
Mejor un recodo suave, leve,
En el que se retarde un instante
La insondable vertiente de tus aguas.
Ricardo Landa: 10 de abril de 2009.
Imágenes de Flor Garduño con fotografías de diversas colecciones.